El casco y la lámpara minera acompañan a los participantes en un recorrido extremo. En 2020 se espera la nueva edición de un encuentro que ya reunió a 50 corredores seleccionados.
Una jaula de apenas un metro de ancho y cinco de largo desciende por una rendija excavada en la tierra. Baja a una velocidad de ocho metros por segundo. Dentro va un grupo de doce personas vestidas de corto, casco minero, linterna, guantes y zapatillas de correr.
Se trata de la Edición Zero del bautizado como Xtreme Trail Pozo Sotón, una prueba experimental realizada en junio del año pasado y que volverá a repetirse en las mismas fechas en el 2020. Es que no es una carrera para cualquiera, requiere de una preparación física de elite y una concentración mental digna de poder soportar la oscuridad y el agobio por falta de oxígeno que puede generar esta práctica subterránea.
Es la razón por lo que en la primera edición se escogieron cuidadosamente a 50 corredores. Todos ellos pueden decir que fueron los primeros en el mundo en participar en una carrera dentro de una mina de carbón. Una contrarreloj que sumó 5 kilómetros con un desnivel de unos 180 metros. Cada dos minutos salía un participante, margen suficiente para evitar adelantamientos en un circuito que fue una madriguera.
El circuito empezó en la décima planta y terminó en la octava. Entre la salida y la meta un laberinto de galerías y pasadizos llevaron a los atletas desde los 557 metros de profundidad a los 386, en tandas de doce. Aunque el recorrido exponía cierta peligrosidad, un grupo de mineros voluntarios que se repartieron a lo largo del circuito daban confianza a los corredores. Su presencia fue tranquilizadora en los pasos más delicados de la mina.
A la Edición Zero de la carrera asturiana acudieron atletas de altísimo nivel, como el tricampeón del mundo Luis Alberto Hernando, el actual campeón de España Pablo Villa, el veterano corredor local Santi Obaya o el leonés Manuel Merillas, quien logró la victoria con un impresionante tiempo de 19:32, lo que significa un ritmo de 4min/km.
Pozo Sotón hace casi cinco años que cesó su actividad. Todavía quedan docenas de vagones apostados en las tétricas galerías que forman el complejo, una especie de edificio construido hacia abajo con sus muros, pasillos, escaleras, vías y chimeneas, todo sujeto por leños y hierros. Hunosa es la empresa propietaria de esta mina que funcionó durante casi cien años. Empezó su actividad en 1922, desviando el curso del río Nalón para ser profundizada, y se abandonó en diciembre de 2014. En la actualidad se organizan visitas guiadas.
La experiencia alemana
En 2011 CUYO MINERO tuvo la oportunidad de entrevistar a Miguel Caselles, un maratonista español que participó en la ocasión de la Untertage Marathon, la prueba atlética que se corre a 700 metros bajo tierra en la antigua mina de sal Glückauf en Sondershousen, estado de Turingia, Alemania. La maratón se celebra en diciembre de cada año desde hace más de diez años y su circuito es una de las preseas que muchos corredores europeos y del mundo buscan ostentar en su experiencia. El terreno también es irregular y en pendiente, pero destacan la humedad y el calor (30 grados en invierno) que vuelven al circuito agobiante.
Fuente: Cuyo Minero
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