La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner habló la semana pasada en la provincia de Río Negro y volvió a referirse a diferentes temas económicos, como suele hacer cada vez que hace presentaciones públicas. En uno de los puntos, esta vez, se refirió a la minería, tema tabú en sectores del peronismo / kirchnerismo.
Sobre el cierre de su intervención señaló: “En Perú tienen el Banco Central rebosante de dólares, exportaciones mineras por más de 50 mil millones de dólares. Es algo que vamos a tener que abordar seriamente nosotros. Podemos tener una performance mucho mejor que la tenemos hoy (en minería). Chile exporta 40 mil millones solo en minerales. La cordillera es la misma de un lado que del otro. De hecho, la veta se debe extender mucho más de este lado, Chile tiene menos territorio”.
Vale señalar que no es la primera vez que Cristina se refiere al tema. En 2012, hace más de 10 años, la entonces presidenta pidió “tener una discusión madura, serena y reflexiva sobre los proyectos mineros”. “No hay que negarnos a una discusión madura sobre los proyectos mineros, porque, como dice Rafael Correa, no se puede morir de hambre la gente sobre el suelo, cuando hay mucha riqueza debajo que se puede aprovechar para sus pueblos, con responsabilidad”, afirmó en aquella ocasión. Además, felicitó a las provincias mineras porque la actividad “ha contribuido a generar muchos puestos de trabajo” .
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Es lógico, en parte, que CFK tenga ese posicionamiento ya que el kirchnerismo nació en una de las principales provincias mineras del país, como Santa Cruz. Fue Néstor Kirchner quien le dio mucho impulso a la actividad en esa provincia. En 2022, el 45% de las exportaciones mineras totales del país provinieron de Santa Cruz. En segundo lugar está San Juan, con el 23%. La provincia donde nació el kirchnerismo explica casi 2 mil millones de dólares al año de ventas de minerales al exterior. ¿De ese kirchnerismo no se habla?
Lamentablemente, la citada “necesidad de un debate serio” se sigue postergando en el campo popular. De aquella referencia de 2012 a ésta de 2023 ya pasaron 11 años y el estado de la discusión sigue más o menos igual, por lo menos en el kirchnerismo. Hay que reconocer que el gobierno de Alberto Fernández sí le dio un renovado impulso a la cuestión. Insólitamente, Argentina exporta sólo 3 mil millones de dólares cuando sus vecinos lo hacen por 10 o 15 veces más. Sin embargo, ahora se proyecta triplicar ese número en el corto plazo.
Cuanto más se diversifique la estructura exportadora más margen político y estatal se ganará para actuar sobre las necesidades y potencialidades de cada uno de los sectores, para adecuarlas a la estrategia nacional.
¿Para qué más minería? El sector tiene muchas particularidades que pueden ser consideradas para pensar su despliegue en el marco de una estrategia de desarrollo nacional. La más obvia, es su aporte de divisas, como reconoció CFK. Argentina tiene restricción externa hace por lo menos una década. No es casual que el cepo haya empezado en 2012 y se mantenga hasta hoy (excepto unos años de Mauricio Macri, que debió reponerlo en medio de una corrida en 2019).
En criollo: faltan dólares para abastecer la dinámica económica local. El crecimiento de la actividad consume necesariamente divisas, porque todos los sectores productivos cuentan con partes importadas (que hay que comprar al exterior). Además, hay que pagar deuda externa o destinar recursos para las familias y/o empresas que ahorran en dólares o los usan para gastos en el exterior (turismo, por ejemplo).
A la cuestión meramente económica se suma otra política. Hoy, Argentina tiene un sector fuerte en la generación de divisas como es el campo – con toda su complejidad de actores -, que tiene fuerte poder de veto sobre la política cambiaria, como quedó demostrado con la implementación de un dólar particular para uno de sus principales actores. Pero además el escenario general debilita la situación del país, porque el ingreso de divisas depende de las condiciones de producción de casi un único sector. Lo vemos hoy con la sequía.
Por eso, urge ampliar el menú de actores con capacidad exportadora. Se avanzó mucho con la llamada “economía del conocimiento” y con el sector energético: Vaca Muerta, el gasoducto Néstor Kirchner y ahora el offshore en Mar del Plata abren una ventana de oportunidades muy importante. Cuanto más se diversifique la estructura exportadora más margen político y estatal se ganará para actuar sobre las necesidades y potencialidades de cada uno de los sectores, para adecuarlas a la estrategia nacional. ¿Cuál sector conviene más? ¿Cuál genera más empleo? ¿Cuál tiene más impacto federal? ¿Cuál requiere ser abandonado o reconfigurado por su impacto ambiental? Son muchas las preguntas que una planificación estatal debe responder.
Pero no se puede concebir una estrategia de mediano y largo plazo si se tiene la soga en el cuello cada semana, lo que obliga a un tacticismo absoluto. Como demuestran los casos de Perú o Chile, citados por Cristina, solo con exportaciones o con reservas en el Banco Central no alcanza para desarrollar un país. Los dos países vivieron o viven situaciones de mucha conflictividad social y política. Ahora bien: sin exportaciones o reservas en el Banco Central es imposible pensar en un modelo basado en la producción y el trabajo.
Fuente: agenciapacourondo