Argentina tiene el potencial para convertirse en un actor relevante en el mercado mundial del cobre, pero para ello debe asumir el desafío de desarrollar una industria competitiva, sustentable e inclusiva que genere valor agregado y bienestar para todos los argentinos.
Este metal que tiene una gran importancia en el desarrollo de la electromovilidad, es decir, el uso de vehículos eléctricos que funcionan con baterías recargables. El cobre es un excelente conductor de la electricidad y el calor, lo que lo hace ideal para la fabricación de componentes como motores, cables, conectores y transformadores. Además tiene propiedades antimicrobianas que ayudan a prevenir la contaminación y las infecciones en los vehículos.
La demanda de cobre por parte de la industria automotriz se ha incrementado en los últimos años debido al auge de la electromovilidad, impulsado por la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la dependencia de los combustibles fósiles. Según un estudio de la Cochilco, se estima que para el año 2030 se requerirán unos 3,4 millones de toneladas de cobre fino para la producción de vehículos eléctricos, lo que representa un aumento del 174% respecto al año 2019.
El cobre es un recurso natural no renovable que se extrae principalmente de minas a cielo abierto o subterráneas. Chile es el mayor productor mundial, con una participación del 28% del mercado global. El cobre representa el 10% del producto interno bruto (PIB) del país y el 50% de sus exportaciones. Por ello, Chile tiene un rol clave en el abastecimiento de cobre para la electromovilidad y en el desarrollo de una minería sustentable que minimice los impactos ambientales y sociales.
Su demanda seguirá creciendo en los próximos años, lo que representa un desafío y una oportunidad para Chile como líder mundial en su producción.
La potencialidad de Argentina con el cobre
Argentina es un país con una gran potencialidad para el desarrollo de la industria del cobre, un metal que tiene una creciente demanda mundial por sus múltiples aplicaciones en sectores como la energía, la electrónica, la construcción y la movilidad eléctrica.
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Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), Argentina posee las séptimas reservas de este mineral más grandes del mundo, con 57 millones de toneladas, lo que representa el 4,4% del total global. Sin embargo, su producción actual es nula, lo que indica que hay un enorme margen para incursionar en la explotación de este recurso.
El cobre es un metal estratégico para el desarrollo sustentable, ya que contribuye a la generación de energías renovables, al almacenamiento de energía, a la eficiencia energética y a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, el cobre tiene propiedades antibacterianas y antimicrobianas, lo que lo hace útil para la prevención y el control de enfermedades.
El desarrollo de la industria del cobre en Argentina podría generar importantes beneficios económicos y sociales para el país, como la creación de empleos directos e indirectos, el aumento de las exportaciones, la diversificación de la matriz productiva, el fortalecimiento de las cadenas de valor locales y regionales, y la mejora de la infraestructura y los servicios públicos.
Para aprovechar esta oportunidad, es necesario contar con un marco regulatorio adecuado que brinde seguridad jurídica y estabilidad fiscal a los inversores, así como con políticas públicas que promuevan la innovación tecnológica, la capacitación de recursos humanos, el cuidado del medio ambiente y el diálogo con las comunidades locales.
