Así lo manifestó un experto de un organismo de la ONU. Era la preocupación de la asamblea antiminera jachallera.
A 8 meses del derrame de solución cianurada de Veladero, una de las principales preocupaciones que reina en la asamblea antiminera “Jáchal no se toca” es que el incidente haya afectado las aguas subterráneas del departamento norteño. Pero un experto de un organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que estudió el impacto, descartó ayer esa posibilidad. El especialista Carlos Malamaccio explicó que del informe que realizaron surgió que las aguas subterráneas en la zona del río Potrerillos sí se vieron afectadas por el cianuro, pero que en el área siguiente, correspondiente al río de las Taguas, ya no había rastros. Los 2 lugares son los más próximos al emprendimiento iglesiano, en ambos se pudieron analizar los cauces que se encuentran por debajo del suelo y en uno de ellos no se registró que la fuga tuviera consecuencias. Por ese dato, aseguró que el derrame no se trasladó por las aguas subterráneas más allá de esos puntos que pudieron constatar.
Malamaccio forma parte del equipo de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops), que elaboró, por pedido del Gobierno, un informe del impacto tras el derrame del 13 de septiembre. El estudio lo realizaron entre octubre y noviembre y ayer explicaron sus resultados ante entidades civiles y público en general.
Entre las inquietudes que quedan en la asamblea jachallera está el hecho de que las aguas subterráneas se hayan visto afectadas. Para estudiar ese punto, el equipo de la Unops trabajó en las perforaciones que Barrick había realizado en el río Potrerillos y en parte del de las Taguas. En el primero encontraron valores de cianuro fuera de lo normal, mientras que en el segundo no hallaron vestigios. En el resto no contaban con perforaciones para analizar los cauces en las profundidades, pero Malamaccio afirmó que “los resultados dan evidencia de que no ha habido traslación del derrame al agua subterránea más allá de los puntos que pudimos analizar”.
En la exposición, dio cuenta del análisis que llevaron a cabo, el cual reveló que en el río Potrerillos se detectaron valores anómalos de cianuro y metales, producto de la fuga. Además, hallaron niveles altos de cianuro y metales en los lodos depositados en las vegas cercanas al cauce. En parte del río de las Taguas también hubo impacto, pero de menor intensidad, ya que el caudal de agua tuvo un efecto de amortiguación. Desde la continuidad del río de las Taguas, pasando por La Palca, el Blanco, el embalse del dique de Cuesta del Viento y hasta el río Jáchal, “no se han constatado anomalías asociadas al incidente ambiental”, remarca el informe.
De hecho, en la investigación judicial por el incidente, el juez jachallero Pablo Oritja llegó a la conclusión, en base a las muestras que tomó Barrick apenas sucedió la fuga, que los ríos contaminados sólo fueron Los Potrerillos, de las Taguas y La Palca, los 3 de Iglesia.
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