Los minerales y metales necesarios para las actuales trayectorias de descarbonización podrían no satisfacer la demanda y requerir una inversión de alrededor de 4 billones de dólares para el año 2030, según un reporte realizado por McKinsey.
El desafío de garantizar la disponibilidad de los minerales y metales necesarios no solo implica una inversión significativa, sino también la implementación de políticas y estrategias efectivas que fomenten la exploración responsable, la producción sostenible y el reciclaje de estos materiales.
Escases de minerales y metales
El último análisis de McKinsey revela en el informe The net-zero materials transition: Implications for global supply chains, que se prevé que el suministro de muchos minerales y metales integrados en tecnologías clave con bajas emisiones de carbono escaseará de aquí a 2030.
El informe destaca que materiales como el níquel experimentarán una escasez moderada (entre el 10% y el 20%), mientras que el disprosio, un material altamente magnético utilizado en la mayoría de los motores eléctricos, podría sufrir una escasez de hasta el 70%.
Encarecer la cadena de suministro
El estudio de McKinsey afirma que, a menos que se pongan en marcha medidas de mitigación, esta escasez probablemente obstaculizaría la velocidad mundial de la descarbonización. Esto podría provocar picos de precios y volatilidad en toda la cadena de suministro de materiales, lo que ralentizaría los índices de adopción, ya que los clientes no podrían optar por alternativas con menos emisiones de carbono.
Michel Van Hoey, socio principal de McKinsey, djo: “Es crucial garantizar la ampliación oportuna de los proyectos ya anunciados hasta ahora, protegiendo al mismo tiempo la demanda futura. Para ello será necesario que la extracción de materiales supere las tasas de crecimiento históricas y que, al mismo tiempo, se duplique la exploración para garantizar un mayor aumento de la oferta después de 2030”.
Esto podría significar un aumento significativo de la inversión, que estaría en el rango de entre 600.000 y 800.000 millones de dólares al año, con el fin de satisfacer la creciente demanda.