La diversificación de la matriz productiva impulsa el desarrollo provincial con resultados socioeconómicos que duplican los parámetros nacionales.
En el desarrollo de nuestra provincia hay un punto histórico de inflexión donde la gran minería reemplazó al monocultivo vitícola, con un colosal crecimiento reflejado en el PBI y marcado con parámetros superiores a los nacionales, que se reflejan en una contención social medida en ínfima desocupación y pobreza, junto a recursos públicos para asistir a pymes, obras de infraestructura y afrontar con éxito crisis sanitarias como la que estamos superando.
El superávit mostrado es resultado de una política inequívoca, a pesar de los problemas económicos crónicos del país y los ataques de los sectores antimineros, con más contenido ideológico que pruebas palpables contra la sustentabilidad de una industria que viene acompañando a la evolución de la humanidad. Sin minería jamás se hubiesen alcanzado los prodigios de la electrónica ni la inteligencia aplicada.
A pesar que San Juan tiene antecedentes de explotaciones metalíferas que se remontan a 1800 en Hualilán, El Salado y después Marayes, o la visión de Domingo F. Sarmiento de sentar las bases para aprovechar los recursos naturales, recién en este siglo se pusieron en marcha los grandes emprendimientos metalíferos como Veladero y Gualcamayo, mientras se aprestan otros cinco proyectos con un potencial de 300 mil millones de dólares. Es de suponer un futuro promisorio no solo local sino de la Argentina al sumarse más de 1.500 millones de dólares anuales a las exportaciones tradicionales del país.
Por la gran riqueza de recursos metalíferos, no metalíferos y de rocas de aplicación, no caben dudas de que San Juan es una provincia minera, y en esos rubros la primera en desarrollo con un efecto socioeconómico multiplicador que repercute en todos los sectores. Miles de empleos directos e indirectos altamente remunerados y regalías para mejorar la calidad de vida en departamentos postergados, son los resultados de una actividad que comenzó en 1994 con la propuesta de Veladero.
Pero esta historia está comenzando, porque San Juan se suma al pequeño grupo de provincias con yacimientos de litio, con el salar Los Sapitos, toda una sorpresa geológica y estratégica que abre las puertas del mañana. El llamado “oro blanco”, con puntuales reservas mundiales, es la base de las baterías para la electromovilidad y los equipos más sofisticados de la electrónica. La comercialización actual de litio se cotiza a U$S6.000 la tonelada, un valor que tiende a dispararse a nivel internacional por la transformación sustentable del parque automotor arrastrada por el cambio climático.
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