El sector espera la reglamentación para reactivar una actividad paralizada desde 2008 por retenciones a inversores que llegaron bajo promoción, imposibilidad de girar utilidades o falta de insumos.
“Hay que apreciar lo que obtenemos en la industria minera. Está presente en lo que nos rodea, en los dispositivos de las comunicaciones que usamos todos los días. Estamos en un mundo que avanza hacia la transición energética, que es parte de la necesidad de hacerle frente a la crisis climática. Se necesitan minerales en paneles solares, turbinas eólicas, redes eléctricas. Más minería supone un mundo más sustentable”.
Alejandra Cardona es directora ejecutiva de la Cámara Argentina de Empresas Mineras. “El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones -le dijo a El Litoral- fue creado para consolidar industrias clave en la recuperación del país. Una de ellas es la minería. Pero hay otras como la tecnología, la siderurgia, la energía. El país tiene recursos y potencial de crecimiento; para el sector minero representa también una recuperación de la confianza de los inversores en el país”.
La directiva empresaria recordó que el país tiene una ley de inversiones mineras “vigente hace 30 años; es muy buena, pero el propio Estado se ha encargado de incumplirla desde 2007. ¿Cómo lo hizo? Generando reglamentaciones, regulaciones a través de Aduana, Afip y nuevas normativas que atentaron con la estabilidad tributaria o la seguridad jurídica”.
Recordó que desde 2008 se introdujeron retenciones a pesar de la estabilidad fiscal que la normativa había dispuesto. “Situaciones como esa hacen que los inversores se replanteen seriamente sobre la confiabilidad del país para invertir. A eso se sumó la imposibilidad de girar dividendos al exterior, la restricción del acceso al mercado de cambios o de compras de insumos vitales que no se producen internamente. Ha sido bastante difícil sostener por qué era atractiva la Argentina para invertir.
“El Rigi -señaló- trae una nueva oportunidad, por un tiempo indeterminado y con ciertas condiciones; va a permitir proyectos sobre los que tenemos expectativas, sobre todo en litio y cobre. Eso está en espera de la reglamentación.
– ¿Se pueden cuantificar las expectativas a partir de la vigencia del Rigi?
– Tenemos proyecciones a partir de la información de los socios de nuestra Cámara. Relevamos inversiones posibles -sólo en litio y cobre en los próximos años- por un total de 27 mil millones de dólares. Estamos hablando de que un proyecto de cobre -más o menos- requiere de 4 a 5 mil millones y los de litio unos 800 millones. Ojalá entren todos en el Rigi, que da una ventanita de dos años que pueden extenderse a tres; todos cumplen el piso de inversiones que establece la normativa.
– ¿Cuánto empleo podría generar eso?
– El sector minero reporta unos 100 mil puestos de trabajo entre directos e indirectos, y tenemos una previsión de alcanzar aproximadamente 180 mil si estos proyectos se ponen en marcha.
– ¿Y en materia de exportaciones?
– Prevemos prácticamente triplicar las que tenemos reportadas a la fecha. En el último año el sector minero exportó US$4 mil millones, distribuidos básicamente un 75% en oro y plata y un 25% en otros minerales no metalíferos. Eso se puede triplicar tranquilamente con la entrada en producción de los nuevos proyectos..
– Estuviste en Santa Fe, en actividades con el gobernador Maximiliano Pullaro y el ministro de la Producción, Gustavo Puccini. ¿Qué pueden ofrecer las metalmecánicas santafesinas a la minería?
– El sector metalmecánico es uno de los más importantes para la industria, porque auxilia permanentemente a las empresas en operación. Hicimos una presentación en la mesa de minería, petróleo y gas que convocó Santa Fe y muy gentilmente nos invitaron junto al Grupo Argentino de Proveedores de Petróleo. Para hacer una comparación: el sector petrolero tiene un avance muy significativo de desarrollo en la industria nacional, larga data de cooperación y articulación con espacios de producción y de provisión de productos y servicios. Nosotros estamos empezando; la industria minera es muy joven todavía; transitamos los inicios. Vemos que va a haber una demanda que las provincias donde hoy se localizan los proyectos mineros, con el compre local, deberían proveerse en cada distrito. Pero entendemos que los proveedores de San Juan o Catamarca, por poner dos ejemplos, no van a dar abasto. Hay una clara tendencia a abrir esas fronteras y apuntar a una regionalización. Además es claro que la industria metalmecánica está concentrada en el eje central del país. Hay provincias que van a requerir el auxilio de Santa Fe, de Córdoba. Pero no es inmediato y hay que trabajar en el match que tanto esperan los proveedores con la industria.
– Sabemos que el gobernador de Santa Fe está en conversaciones con su par de San Juan. ¿El alcance del compre local es extensible mediante convenios interprovinciales?
– No tengo presente el avance de la agenda entre los gobernadores, pero creo que la intención apunta hacia eso. Santa Fe no solo puede ofrecer a la industria lo que los metalmecánicos pueden ofrecer, sino también la infraestructura logística y portuaria, que es muy importante para nosotros también.
– El Rigi tiene entre sus propósitos preservar la ecuación económico-financiera de los proyectos. ¿Eso será requerible para los proveedores también, debería contemplarse en la adhesión de Santa Fe?
– Creo que hay que hacer un abordaje en cada caso. En el abanico de proveedores podemos tener grandes empresas, industrias muy desarrolladas y algunas Pymes.
– Río Negro, Jujuy, Mendoza y Chubut adhirieron, pero en este último caso se exceptuó a la minería.
– Es una provincia que ha tenido episodios poco felices para la industria minera y con eso reafirma una decisión de no desarrollarla. La verdad es que es una lástima, pero cada jurisdicción siendo titulares de los recursos en el subsuelo, decide cómo planificar y desarrollar su actividad económica y productiva y sus impactos sociales. Mendoza también tiene limitada por una normativa, el uso de algunas sustancias químicas que suelen usarse en el proceso minero y el proceso estuvo detenido mucho tiempo por esa razón. Pero es impresionante el empuje que el gobierno provincial le da a la industria minera en el marco de esa ley. Han encontrado la manera de empujar una agenda de desarrollo minero.
¿Qué es Caem?
Desde 1957, las principales empresas y asociaciones relacionadas con la minería trabajan en conjunto para desarrollar la industria. La Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM) nuclea a nivel nacional a la actividad minera, representando a todas las empresas en sus etapas productivas y exploratorias así como a las cámaras provinciales y a proveedores del sector.
Ambientalismo y exportaciones
– Hay cuestionamientos clásicos del ambientalismo por el uso de cursos de agua y la disposición de residuos con sustancias químicas.
– Eso marcó la agenda de discusiones de la industria durante mucho tiempo. Recrudecieron en 2003 con un episodio muy marcado en Esquel, con una empresa minera que tenía un proyecto de exploración que, hay que recordar, nunca entró en producción. La comunidad se manifestó en contra y se generó un movimiento muy grande en todo el territorio nacional. Fue a partir de un sentimiento que entiendo legítimo, pero muy condimentado con algunas presunciones y acusaciones que no eran ciertas. Concretamente se acusó de cometer daño a empresas que no tenían producción. Y en paralelo la industria, habiendo estado en el ojo público, recogió el guante y empezó a hacer modificaciones, más allá de que las leyes con las que la minería opera en el país incorpora normas de protección al ambiente que son parte del desarrollo con estándares de desempeño internacional. La mayoría de las empresas cotizan en Bolsa y allí se revisa el desempeño; si no es bueno, las acciones se pueden ver afectadas.
– Por analogía: exportar soja y derivados a Europa exige certificación de explotación libre de deforestación. ¿Hay una exigencia ambiental en la normativa de mercados internacionales?
– Hay un montón de impactos asociados al desempeño que se traducen en el valor de las acciones, de la reputación de las empresas. ¿Por qué sería seguro invertir en una empresa que no es responsable ambiental o socialmente? Hay un montón de razones por las que se le pueden hacer cuestionamientos a empresas sin un buen desempeño social y ambiental. Sumado a eso está la interacción con comunidades no sólo de las provincias sino con comunidades originarias, que requieren de un tratamiento especial, un abordaje distinto. Ocurre también que hay un cuestionamiento -hay que decirlo- desde lugares donde no existe la industria. El cuestionamiento a la minería ha tenido foco y es centro de discusión en las grandes metrópolis donde no hay mineras.
– ¿Fue una discusión ideologizada?
– En algún punto sí. Había organizaciones de alcance internacional que fogoneaban discursos y campañas; recuerdo -porque fue durísimo- en 2008 o 2009 un video en blanco y negro con actores famosos que hablaban en contra de la minería. Actores muy queridos por nuestra sociedad que hablaban en contra de la minería con imágenes de fondo que eran de Chernóbil. Había alguna malicia; todo se tiñó de una percepción de que la minería era representativa de una corriente neoliberal, neocolonialista, con esa cosa de que viene el gringo y se apodera de la riqueza de los pobres latinoamericanos y los saquea. No cuestiono las percepciones de las personas sino la forma en la que se han edificado esas percepciones. La verdad es que la industria no supo manejar en aquél momento la situación; hoy por suerte la agenda es otra. Del desempeño ambiental -llevo más de 20 años en esto- puedo decir que la industria trabaja con estándares altos, internacionales. Es una industria joven, moderna; muchas de las exigencias globales tienen que ver con modificación o adecuación de procesos que antes pudieron ocasionar perjuicios; nosotros no tenemos eso. Hay una agenda que se está trabajando con procesos de descarbonización y trabajar con tecnologías más limpias, para reducir un 10% las emisiones.
– Otro de los cuestionamientos que se suele escuchar es que las exportaciones no están debidamente auditadas para calcular retenciones y medir qué se embarca a granel.
-Eso no es cierto, no tiene asidero. De la mano con eso va otra acusación que es la de primarización de la economía, como si esto fuera levantar el recurso del piso, ponerlo en una bolsa y salir. Eso no es así. Todos los procesos mineros que tenemos en la Argentina -con algunas excepciones como piedra partida que no es de exportación- tienen un proceso industrial. El tratamiento de la producción de oro o plata requiere de un proceso industrial complejo para obtener lo que se exporta y se declara en base a parámetros. En el caso del litio también: el recurso original es una salmuera que se procesa para obtener productos como el carbonato o el cloruro, y hay una empresa que va a hacer hidróxido. Son productos de alta calidad, mucha refinación, que se exporta como lo que son por característica y peso que se reporta. No hay verdades solapadas en esto.
– La explotación del cobre en conjunto con Chile, ¿es posible?
– Hay algunas empresas que tienen proyectos a un lado y otro de la cordillera. Está vigente un tratado internacional que de hecho, algún tiempo atrás, pudo poner en marcha un protocolo específico para lo que se conoció como Pascua Lama (oro). Ahora hay un distrito de cobre a la altura de San Juan que podría establecer facilidades entre ambos países, pero no está definido todavía, aunque hay un gran interés y espíritu de colaboración. Es muy posible no solo la colaboración en lo que es el desarrollo productivo, sino también en soluciones logísticas.
– ¿Están proveyendo a cadenas industriales locales?
– Los fabricantes de cables están importando cobre. En litio no tenemos industria; lo que sí hay internamente es el segmento minero no metalífero, que produce piedras, cales, arenas, que abastece a la industria minera y a la construcción. El cemento también.
Fuente: El Litoral