Discutir minería si o minería no es una pasión inútil. Nadie en su sano juicio puede poner en riesgo el patrimonio ambiental, común a todos, por un negocio ventajoso para pocos. El punto de discusión estriba en como neutralizar los efectos no deseados, ajustándonos a la legislación.
Las inversiones mineras, sin excepción, son reguladas por el Código de Minería, sancionada y reformado en varias ocasiones, y por las leyes de inversiones mineras de 1993 y 2001, aprobadas con el respaldo de todas las representaciones políticas de todo el Congreso.
Dentro de este moderno cuerpo legal merece destacarse la ley de protección ambiental 24.585. Figura entre las mas actualizadas y exigentes del mundo según el Survey of Mining Companies 2002-2003 en un informe reservado que circula entre las grandes compañías del planeta.
La disputa, sin embargo, ha ingresado en un callejón sin salida y no precisamente por causas imputables al azar. El gobierno provincial no fue capaz de intervenir a tiempo y de transmitir a la comunidad que un yacimiento minero se puede explotar en los términos de la ley y sin causar daños irreparables al ambiente. Hoy no solo tenemos que chocarnos con una realidad en la provincia, sino que también tenemos que ver como la política de turno utiliza frases panfletarias con el único objetivo de conseguir votos.
EJEMPLO DE CONVIVENCIA.
Una bodega de vinos de alta gama, con sus viñedos y su planta elaboradora ubicadas a poco menos de diez kilómetros de una mina de cobre, conviven en armonía en las afueras de la ciudad de Radovis, a 120 km de la capital Skopje.
La agricultura y la minería, en Radovis, como en Makedonska Kaminika que alberga a la mina SASA de cinc y plomo, serían para Chubut la suma de todas las rarezas, a la luz del enfrentamiento verbal que el propio gobernador de la provincia pretende generar entre ambas actividades.
Los macedonios no sólo hacen convivir a las dos manifestaciones y modelos de desarrollo económico, sino que hasta se extrañan cuando se los indaga por la posible existencias de conflictos irreductibles.
El recorrer casi la mitad del país en sólo tres días, del norte hacia el sur para remontar por el este el retorno a Skopje, por rutas que conectan pueblos y pequeños parajes con ciudades consideradas aquí como importantes, como Radovis, deja a la vista valles inmensamente verdes, entre interminables bosques de pinos que se unen a los caminos de montaña que conducen hasta las explotaciones mineras, a las bodegas, a los mantos cultivados de tabaco y a decenas de fincas y chacras que se ocupan del cultivo de maíz, de otros granos y mucha verdura de estación, como el tomate que los macedónicos ofrecen a sus visitantes como los de mejores gustos y calidad de esta parte de Los Balcanes.
En Radovis –gobernada por un joven intendente que ganó las elecciones el año pasado con el 55 por ciento de los voto–, se ufanan de contar con la mejor agricultura y de tener en su territorio a la mina Bucim, de cobre, que administra Solway Group. “Este es un pueblo minero, pero en esencia somos agricultores y controlamos la mina a veces hasta diariamente, pero de manera regular una vez por mes”, dice el intendente.
Radovis, que cuenta con una población de 32 mil habitantes, tiene motivos, además, para defender la mina Bucim en boca de su propio jefe municipal: casi la totalidad de los 650 trabajadores que tiene la mina de cobre viven en su ciudad o en los alrededores. Y como dicen que les ha sucedido en las villas cercanas a Makendonska Kaminika con SASA, la calidad de vida se incrementó con el boom minero empujada por los mejores salarios y los estudios pagos a cargo de la minera para todos los hijos de los trabajadores.
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