Así lo indicó el vicepresidente de la Cámara Minera de San Juan Raúl Cabanay. También derribó algunos mitos de “discurso del miedo de los ambientalistas”.
En San Juan el desarrollo minero ya no se discute desde hace tiempo, es que han logrado percibir los beneficios de la actividad. Un defensor es Raúl Cabanay, quien ocupa la vicepresidencia de la Cámara Minera de San Juan y está al frente de Calera San Juan. Afirma convencido que el discurso del miedo de los ambientalistas es muy fuerte e instala mitos y mentiras. Para demostrarlo tiene un contundente ejemplo.
Cabanay nació en Jáchal y se dedicó a la actividad minera luego de recibirse de ingeniero industrial. Un día fue a visitar a sus padres a Jáchal y le comentaron que los ambientalistas decían que no tenían que tomar agua de la canilla porque estaba contaminada. “Yo les expliqué que eso no era así, les conté qué pasaba con el río Jáchal y que no había ningún problema porque mantiene las mediciones de siempre”, cuenta Cabanay.
Cuando volvió a visitar a sus padres, vio el dispenser con el bidón de agua para tomar. “Ni a mis padres pude convencer, el discurso del miedo de los ambientalistas antimineros fue más fuerte que lo que les dijo su hijo”.
Lo que cuenta Cabanay refleja un estado de situación que en Mendoza se vive más fuerte, pero él mismo afirma que la solución es la “decisión política”. Cuenta que en San Juan se realizó un acuerdo político entre el gobierno de José Luis Gioja para avanzar con la actividad minera y también se hizo un fuerte trabajo territorial con la gente de la zona, empresarios y políticos.
En San Juan tienen muy presente que antes del 2003 la gestión de un gobernador en San Juan era ir a pedir plata en Buenos Aires para pagar los sueldos y algo de obra pública. Ahora esa realidad cambió y la provincia se desarrolla en distintas actividades.
Desarrollo gracias a la minería
El dirigente gremial empresario afirmó también que en Jáchal muchos se han visto el desarrollo que ha generado la minería. “Capacitamos a los puesteros, le enseñamos a mejorar las razas y ahora tienen hasta silobolsas para guardar el alimento. Ahora también mucha más gente tiene cloacas, si no hubiera sido por la minería no habría sucedido”. Está convencido que la minería es una locomotora que derrama en otras actividades y las desarrolla para cuando ya no haya minería.
Ahora espera que se ordene la macroeconomía para que el proyecto minero Josemaria por más de 4 mil millones de dólares que se hará en Iglesias comience a avanzar. Pero también considera que hay que ir más rápido con la explotación de cobres “porque San Juan está lleno y el precio se está recuperando”.
Finalmente Cabanay derribó otro mito instalado por los ambientalistas antimineros, “no es cierto que la minería no deja nada en los lugares de donde se extrae. De cada lingote de oro el 55% son impuestos nacionales, después están los provinciales”.
Fuente: Los Andes
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