Hasta fines de la década del 80 se explotó un yacimiento de uranio en la zona de Cerro Cóndor, a 60 kilómetros de Paso de Indios, yendo por la Ruta Nº 12.
En el sector del Puente Berwyn, a 32 kilómetros de La Herrería, se construyeron los piletones para el lavado. Muchos vecinos de Cóndor y de Paso de Indios recuerdan el movimiento que generó el trabajo minero, que no ocasionó ningún daño durante la explotación, ni a futuro.
De hecho, muchos pobladores han convivido al lado del yacimiento y, a más de 30 años, no han tenido inconvenientes en su salud, ni tampoco el ganado y el suelo de la zona se vio afectado.
En estos momentos se están realizando cateos en la zona de Cerro Solo, de El Escorial, por parte de la CNEA, y para la gente de la meseta esto representa mano de obra y trabajo. También realiza cateos la empresa Ura-american.
La familia de Marcelo Pichiñán, radicados en Cerro Cóndor, recordó el trabajo realizado en la mina, situada a pocos metros de su vivienda; y el actual juez de Paz de Paso de Indios, Guillermo Argentino Soria, se desempeñó desde 1976 a 1988 en el complejo de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), trabajando con uranio. Tanto los Pichiñán como Soria no han visto afectada su salud, por su vínculo tan estrecho con este metal.
Ambos recibieron a EL CHUBUT en sus viviendas de Cerro Cóndor y de Paso de Indios, y contaron su experiencia vivida en la mina.
Campamento en pleno Cerro Condor
Marcelo Pichiñán tiene 81 años y vive en Cerro Cóndor junto a su esposa María Luisa, que es nacida en ese paraje. Pichiñán trabajó en las voladuras, en YPF, cuando era joven. Recordó el campamento instalado en pleno Cerro Cóndor a 2 mil kilómetros de su casa.
Trabajaban, en su momento, «entre 800 y mil personas, todos del norte, que se instalaban en gamelas. Conocimos mucha gente que trabajó allí, uno que iba y venía era el que es juez de Paz de Paso de Indios, el Sr. Soria.
«Nosotros nunca tuvimos un solo problema con la gente, ni por la presencia de este yacimiento. Nunca nos vimos afectados, ni se vieron afectadas las tierras o el ganado. Acá en el Paso Berwyn estaba el lavadero de uranio, así que veíamos movimiento constante», recordó; para señalar que ni el ganado ovino, ni los yeguarizos se vieron afectados.
«Eran tiempos en que caía mucha nieve; pero también por la dirección del viento pudimos habernos perjudicado. Y no fue así».
En esos tiempos, además, «tomábamos agua de pozo, mis hijos y nosotros. Las excavaciones que se hacían nunca significaron un problema» para la familia Pichiñán y otras familias que residían en el Cóndor por entonces.
En línea recta «nuestra vivienda está ubicada a 1.500 metros», dijo Pichiñán, para señalar que desde hace 4 meses se sabe que se están haciendo cateos en campos fiscales.
«Cerro Cóndor tiene la particularidad de que es zona de hallazgos. Acá se han encontrado restos paleontológicos: piedras, animales y hasta peces petrificados. Tenemos una riqueza muy grande», dijo Pichiñán, orgulloso de vivir en este lugar de Chubut; para añadir que de todos modos «todos vienen y hacen sus exploraciones, explotan esto y se van. A nosotros no nos dejan nada a cambio o que nos beneficie», dijo Pichiñán.
Riego con ácido sulfúrico
Una zona rica en explotación de yacimiento de uranio es la conocida como Los Adobes, ubicada cerca del puente caído, a pocos metros del ingreso a Cerro Cóndor. Y en la zona del Puente Berwyn se realizaba el lavado. Guillermo Soria, hoy juez de Paz de Paso de Indios, trabajó desde 1976 a 1988 en el sector de Mantenimiento y Funcionamiento A en la CNEA y tenía a su cargo a 17 personas. Recordó que en esa zona se extrajeron 40 mil kilos de uranio. Recordó el trabajo del ingeniero Bandieri, de Ariel Testino y de Aldo Benítez.
Para hacer el montaje de la CNEA, «el grupo se componía de 70 personas, venía gente de Comodoro Rivadavia porque eran técnicos laboratoristas, técnicos en Minería; había gente de Trelew, porque el Parque Industrial empezaba a mermar en su producción; entonces llegaron torneros, fresadores, soldadores. El montaje fue realizado por una empresa contratada por la CNEA llamada Quorum, y nosotros erámos el soporte y preparábamos piezas que Quorum pedía. Pero nosotros éramos empleados de CNEA», dijo Soria, recordando que camino a Cerro Cóndor se veían las pilas de minerales naturales.
Los minerales «eran regados con ácido sulfúrico y componentes químicos, para que decantara y saliera a una cisterna. Eso se conoce como los piletones, pero en verdad eran cisternas circulares, y por bombas las hacían ingresar a la parte de la planta, adonde había columnas con resina, y luego seguía el proceso, pasaban por filtros que parecían panales de abeja; se sacaba el mineral, que no era radiactivo».
Siempre trabajaron con extremas medidas de seguridad radiológica, «todo lo necesario para que estemos sanos. Ninguno hemos tenido problemas. Algunos nos hemos jubilado, otros fueron trasladados a Trelew, otros fallecieron por otras causas y yo estoy vivito y coleando», dijo.
En el escorial
En la meseta «no hay ninguna razón para decir No a la Minería. Los ambientalistas tendrán sus razones, que digan a qué parte «no» de la minería. Pero acá en la meseta no hay razones. No se usa cianuro, hay diferentes tipos de minería. El Estado debe exigir el control para la parte ambiental y laboral. Yo trabajé 14 años, y siempre venían de Seguridad Radiológica», opinó Soria.
En cuanto a los trabajos por parte de la CNEA en Cerro Solo, dijo Soria que «se siguen haciendo estudios. Allí hay un tremendo yacimiento, dicho por Energía Atómica, donde están esperando el visto bueno para explotar».
Los piletones del Puente Berwyn se taparon, una vez explotado el mineral, ese sector quedó impermiabilizado. Cuando se terminó la producción, el mineral fue trasladado a Córdoba, a la planta de energía atómica de Alta Córdoba; se molió, y en tambores «se exportaba a Alemania».
Soria recordó su paso por la CNEA: un trabajo bien remunerado, de turnos de 8 horas, con un servicio de comedor de excelencia. Hasta el día de hoy mantiene buena relación con quienes fueron sus compañeros; y de Paso de Indios y de Trelew han pasado como empleados en la explotación minera, los de apellido Montesino, Velázquez, Sifuentes, Barreño, Cárdenas, Saria. Inclusive «se habla de que el sistema no sería a través de pilas como trabajamos nosotros; en Cerro Solo ya se emplearía el sistema de lixiviación, un proceso bajo tierra»
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