En San Juan nunca hubo una mina de cobre moderna funcionado. Con la aprobación de la DIA del proyecto iglesiano, llega una industria diferente las que se encuentran en actividad.
La característica que repiten la mayoría de los expertos cuando comparan la minería del cobre con la del oro, es la misma. “Es mucho más grande”, aseguran, debido a que es necesario procesar mucho más material y que lo que se obtiene se mide en libras, ya no en onzas como en el metal dorado. Si bien no tiene la misma rentabilidad por gramo extraído, durante los 19 años que prometen que durará Josemaría movilizará más material y más personal que otras minas de oro.
Esta no es la única diferencia entre las dos industrias, la escala es diferente en casi todos los aspectos y las técnicas también. Los volúmenes de material que extrae la producción de cobre son mayores y los camiones fuera de ruta, una de las insignias de la gran minería del oro, tendrán capacidad para cerca de 100 toneladas más que los que son en, por ejemplo, Veladero. Estos se utilizarán para mover el material en el interior de la mina desde la montaña hasta una primera trituradora. De esta, a través de una cinta transportadora, el material llegará a un domo de acopio antes de entrar a la planta de molienda.
Una de las grandes diferencias que tiene la minería del cobre es que necesita que el material extraído de la mina quede reducido a un talco muy fino, lo suficiente para que flote en el agua. Es que la extracción que se hace del metal de la roca es física y no química. Por eso no se utiliza ni cianuro ni otro producto solvente, ya que no hay lixiviación en la minería del cobre que utilizará Josemaría.
El proceso se llama flotación, es uno de los más tradicionales de la industria minera. Lo que realizarán es una molienda en dos etapas, primero para llevar la roca a 1.300 micrones y luego a 130 micrones. Este paso requiere de una infraestructura eléctrica mucho mayor a la producción que hay en la actualidad en San Juan, por eso Josemaría requerirá una línea propia de 500 kV que construirá para empezar a producir. En total habrá una trituradora que estará en la mina y seis moledoras más en la planta de procesamiento.
A este polvo le agregarán agua, que se extrae en parte de acuíferos ubicados cerca de la mina y otra de la recirculación del proceso, que devuelve el 85% del agua usada antes. El siguiente paso es hacer “burbujear” esta mezcla de agua y polvo. Gracias a que los minerales de cobre tienen la capacidad natural de adherirse al aire, en la parte superior de las piletas quedan flotando y al fondo va el material de descarte. Para ayudar a este proceso se agregan productos que facilitan la flotación. El proceso de flotación se hará en una línea de 9 piletones. En cada uno se inyecta aire en el fluido de roca y agua y este va volcando, para poder recuperar la mayor cantidad de mineral de cobre posible. En este punto la necesidad de cal de la mina es muy alta, para mantener el pH de esta solución estable.
Tras esto recuperan las burbujas, que van a un prensado donde se separa el agua para que vuelva al circuito y queda un barro con alto contenido de cobre y cerca de un 10% de humedad. Este producto es el que se saca de la mina en camiones hasta Albardón y de ahí viajará en tren hasta Rosario, para salir del país en barcos. Hasta el momento de San Juan se exportará el cobre sin refinar.
El resto del material se deposita en un depósito de colas, desde donde también extraerán parte del agua que quedará alojada en el descarte. Es para este paso que deberán construir un total de tres paredones que mantendrán al material dentro del depósito. Fue esta obra, justamente la que debieron revisar en el proceso de revisión del Informe de Impacto Ambiental, ya que para llegar a la DIA Josemaría tuvo que cambiar la obra que había previsto por una más cara que consideraron las autoridades locales, que era más segura. Este material que pasó por la flotación quedará en el lugar.
Durante la producción, la mina utilizará agua subterránea, pero no extraerá del río. Según explicaron los especialistas de la empresa, bombearán de dos acuíferos cercanos, pero no en simultáneo. La planificación plantea sacar de forma alternada para permitir que estas reservas se recarguen naturalmente con las precipitaciones de la zona. Desde la empresa calculan que usarán unos los 600 litros por segundo, lo mismo que extraen 20 perforaciones similares a las que utiliza la Dirección de Hidráulica, que tenía en enero un total de 148 funcionando. Desde la empresa aseguraron que intentarán reutilizar toda el agua que sea posible para extraer menos de los acuíferos y que incluso con el actual valor que plantean, las reservas llegarían a recargarse para que no sufran una sobre explotación.
La entrega de la DIA, el hito más esperado
Este lunes San Juan vivió la entrega de una Declaración de Impacto Ambiental a una década del último inicio de un proyecto. Fue un paso clave, aunque no el último, para que empiece la construcción de la que será la primera mina de cobre moderna de la provincia. Durante la entrega el gerente de Josemaría Resources, Alfredo Vitaller, recibió el documento de las manos de Carlos Astudillo, el ministro de Minería de San Juan.
Al acto asistieron representantes de sindicatos, el municipio de Iglesia y las empresas proveedoras mineras, que estarán entre los beneficiados directamente por el inicio de la construcción de la mina, que podría empezar a finales de 2022, según confirmó Vitaller en diálogo con DIARIO HUARPE. Es que el arranque dependerá de las autorizaciones de distintas áreas, pero también de que pase la temporada invernal, cuando es más difícil el acceso a la mina, donde ya hay un campamento funcionando.
En la presentación formal, el ministro de Minería Carlos Astudillo aseguró que la DIA tiene exigencias de seguridad ambiental, distribución de la riqueza y participación ciudadana “por encima de los estándares internacionales”. “Muchas cosas cambiaron durante el proceso y esto fue gracias al trabajo de la Comisión de Evaluación Ambiental”, aseguró.
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