Derribando Mitos

¿Donde hay minería, hay enfermedades?

❌ El mito

Una de las creencias más persistentes en torno a la minería es que genera graves impactos en la salud de las comunidades cercanas. Se la asocia automáticamente con enfermedades respiratorias, cáncer, malformaciones y contaminación de fuentes de agua. Este imaginario se ha alimentado muchas veces de generalizaciones, noticias falsas o confusión con actividades extractivas del pasado.

Pero, ¿qué dicen realmente los estudios científicos, los registros sanitarios y los organismos de control?


✅ Lo que dicen los datos

📊 Estudios oficiales

En provincias con actividad minera intensiva como San Juan, Catamarca o Santa Cruz, se han realizado monitoreos ambientales y epidemiológicos periódicos. Por ejemplo:

  • San Juan: En Veladero, un estudio del Ministerio de Salud y el INTA (2017) no detectó alteraciones en los indicadores sanitarios de la población de Jáchal atribuibles a la actividad minera.
  • Jujuy: En el área de influencia de Mina Pirquitas y Chinchillas, el sistema de salud provincial no ha registrado incrementos anómalos de enfermedades vinculadas a minería.
  • Santa Cruz: En el cordón minero de Perito Moreno-Los Antiguos, los índices de salud pública están por encima del promedio nacional, según datos de Nación (DEIS, 2022).

🧪 Monitoreo ambiental

Toda operación minera en Argentina está obligada por ley a implementar un Plan de Monitoreo Ambiental Participativo, que incluye:

  • Medición de calidad de agua, suelo y aire.
  • Control de efluentes y emisiones.
  • Participación de universidades y laboratorios independientes.
  • Publicación de resultados de acceso público.
monitoreo ambiental participativo

🛑 La diferencia clave: minería legal vs. minería ilegal

Es importante distinguir entre:

  • Minería industrial formal: regulada, fiscalizada, con tecnología moderna y bajo estándares ambientales.
  • Minería ilegal o informal: sin controles, sin remediación, que sí suele estar asociada a contaminación grave (ej: en países con minería artesanal con mercurio o extracción clandestina).

El mito muchas veces se basa en realidades de otros países o de otras épocas. Pero no se puede trasladar esa realidad automáticamente al contexto argentino, donde la minería a gran escala opera con regulaciones estrictas.


👥 ¿Y la percepción de las comunidades?

Las preocupaciones son válidas. Nadie quiere vivir cerca de una actividad que percibe como riesgosa. Por eso, las empresas y los gobiernos deben:

  • Transparentar información sobre salud y ambiente.
  • Invertir en atención médica local, como hacen muchos proyectos mediante acuerdos con municipios.
  • Fortalecer la licencia social, no sólo cumplir con la legalidad.

Hay buenos ejemplos: hospitales construidos con aportes mineros, unidades móviles de salud financiadas por fideicomisos, o campañas de prevención impulsadas por las propias operadoras.


📌 La salud primero

Decir que “la minería enferma” es una simplificación injusta que no se sostiene con datos actuales. Los riesgos existen, como en toda industria, pero se pueden gestionar, controlar y minimizar. La evidencia muestra que, cuando se hace bien, la minería no genera impactos sanitarios significativos en las poblaciones cercanas.

La salud debe estar siempre primero. Y eso se logra con información, vigilancia, ciencia y participación ciudadana, no con miedo o desinformación.