Finlandia, Noruega y Suecia están retomando la minería, una actividad que primero les dio grandes dividendos y luego les permitió crear una industria de proveedores de categoría mundial. Ahora, han vuelto con una minería sustentable.
Fortalecer la posición de líder en Europa como nación minera es el principal objetivo de la estrategia que impulsó Suecia, en junio pasado, para promover una industria sustentable. Las metas son fomentar el diálogo, la cooperación y el crecimiento del país, tomando en cuenta tres dimensiones: la ecológica, la natural y la cultural.
Pero en esta cruzada, Suecia no está sola. Los países nórdicos -como Finlandia y Noruega- están retomando la minería, luego de que por varios años se concentraran en otras actividades, como la exportación de servicios a través de empresas que se han consolidado como proveedoras de ingeniería, equipos y tecnología.
Coordinados en estrategias gubernamentales, intentan capturar el potencial minero, lo que los ha elevado a los top ten en los rankings internacionales sobre su atractivo para la inversión. Esto está acompañado por nuevos proyectos de distintos tipos que se están activando, como el de hierro Kaunisvaara, de Northland Resources en Suecia, que comenzó a producir en 2013, o los cuatro que estaban en construcción en Noruega.
La minería ha tomado fuerza nuevamente. Y además del alto precio de los commodities -que en el Viejo Continente esperan que se prolongue por diez años más-, también hay políticas continentales. Ejemplo de ello es la iniciativa sobre materias primas que impulsó en 2008 la Unión Europea. Ahí se hizo una revisión sobre qué minerales son indispensables para que las industrias no dejen de funcionar. Ese dato se cruzó con los países que tienen una posición dominante y se demostró que muchos de ellos tienen una situación política inestable. En esa línea, incluso en 2012 se planteó la posibilidad de establecer cierto tipo de almacenaje de minerales, para evitar cualquier tipo de escasez.
Esto motivó aún más a los nórdicos a dar un impulso a sus industrias extractivas. Y los planes que se han ideado no dejan de ser ambiciosos. En Suecia, por ejemplo, donde la minería tiene un volumen de negocios de unos US$ 7.000 millones (44.470 millones de coronas suecas) y desde donde sale el 92% de la producción de hierro de Europa, esperan triplicar la industria a 2025, según SveMin, gremio que reúne a más de 60 empresas.
Liderazgo sueco
Sólo el 20% de los recursos mineros del norte de Suecia han sido explorados. Este país nórdico está empeñado en elevar la importancia de la minería, que en 2010 representó el 13% de las inversiones industriales y da 10.000 trabajos directos y 35.000 indirectos. El norteño distrito Skellefteå Västerbotten es uno de los más fuertes y atractivos. Ahí han creado un epicentro de desarrollo e innovación. Centros de excelencia, universidades y entidades gubernamentales ligadas a la minería se han instalado ahí.
Según el organismo encargado de promover inversiones, Suecia es el principal productor de hierro de Europa, el segundo de plata y zinc, y el tercero de cobre y oro.
El dinamismo del sector tiene sustento en las concesiones mineras que se han otorgado. Entre 2003 y 2012 se dieron 54 permisos. En la actualidad hay 18 yacimientos operando, dos de los cuales fueron abiertos hace menos de dos años y, en 2013, se otorgaron cinco nuevas autorizaciones, tres de las cuales son para extensiones de faenas existentes.
Hacia fines de 1910, en Suecia había 500 minas operando y hace 50 años eran al menos 100. La disminución en el número de yacimientos fue compensada -con creces- con el mineral extraído: desde los 8 millones de toneladas de mineral a más de 70 millones, y a 2020 se debería llegar a los 120 millones.
En exploración, entre 2010 y 2012 se han concedido 558 nuevos permisos, donde el 80% del área otorgada es en el Norte. Lugares con indicios de reservas de cobre han sido los que despiertan mayor convocatoria.
A 2020 se estima que habrá cerca de US$ 24.200 millones en inversión minera. Sin embargo, esto no sucederá del todo si no se supera una serie de desafíos, según ha advertido SveMin. Dentro de lo más importante está abordar la falta de infraestructura, ya que hay una baja capacidad en carreteras y ferrocarriles para el transporte de productos mineros. También hay que mejorar la gestión de asuntos medioambientales, elemento que puede inhibir la inversión y, además, se requiere fortalecer la investigación e innovación.
Algo en lo que el gobierno ha estado trabajando. Dentro de los cinco ejes de acción de su plan, se establece que se debe llegar a una industria en armonía con el medioambiente, la cultura y otras actividades comerciales; la cooperación para promover la innovación y el crecimiento, una infraestructura para la competitividad; una industria con una base de conocimientos que dé sustento al crecimiento y, finalmente, que se potencie el atractivo de la industria.
Oslo, capital de Noruega, uno de los países que han impulsado nuevamente la minería.
La ruta finlandesa
En Finlandia se enorgullecen de tener la mina Siilinjärvi, de la firma Yara, que la califican como la más eficiente y moderna para producir fertilizantes. En la faena, la tecnología en la producción es lo más importante.
Finlandia viene impulsando la minería desde la década de 1980, explica la consultora de Team Finland en Chile, Niina Fu. Aunque en principio había ciertas dudas de la posibilidad de este país nórdico de competir en minería -principalmente por el alto costo de la mano de obra-, la revolución tecnológica les dio una nueva oportunidad.
Hoy hay 12 faenas de minerales metálicos y 40 canteras operando en Finlandia, y se estima que se da empleo a 20.000 personas en forma directa. Desde 2011 que este país también formuló su hoja de ruta para aprovechar el boom de los commodities. El Green Mining es una carta de navegación para el período 2011-2016, que busca promover una minería sustentable. Esperan que, a través de una serie de líneas de trabajo, los proyectos cuenten con licencia social para operar.
Además de la veta extractiva, esta iniciativa busca crear firmas proveedoras de servicios especializadas en la extracción sustentable, que luego puedan ser exportados.
Según explica Harry Sandström, de la consultora finlandesa Spinverse Oy, el clima político estable es un buen activo para atraer inversiones, aun cuando se considera que esas tierras no han sido del todo exploradas, pese al buen potencial geológico que tienen. Además, relata que en esta búsqueda de formas de potenciar la industria, en 2013 se instalaron una serie de mesas redondas con otros sectores económicos y sociales -con los que había algún tipo de conflictoy se plantearon más de 30 medidas para que la industria pueda ir ganándose su permiso social.
El primer paso noruego
El avance nórdico parece ser en bloque. Un año atrás, Noruega, país que produce mineral de hierro y carbón (entre otros), también impulsó su plan de desarrollo para convertirse en un destino atractivo. Esto se venía trabajando desde 2010, cuando el gobierno presentó el Mining Act, que fue catalogado en su momento como el primer paso importante para la simplificación de la regulación para el sector. Luego, en 2013, se lanzó una estrategia definitiva, que tiene sustento en una minería con más tecnología y nuevas oportunidades de mercado. Se estima que los recursos rentables de explotar en el suelo, a valor presente, de este país bordean los US$ 231.000 millones.
El foco está en construir una industria amigable con el medioambiente, con responsabilidad social y que conviva con comunidades locales y otras industrias. Dentro del plan, se espera que el gobierno pueda establecer una malla regulatoria conocida para los inversionistas a fin de que tengan certeza de los permisos y trámites.
También se apoyará el crecimiento del sector con un compromiso continuo por mejorar la cartografía del territorio en lo relacionado a los recursos mineros. Así como también el desarrollo continuo de las agencias que se relacionan con el sector y una mano de obra más calificada.
En 2011, esta industria daba cerca de 6.000 empleos en 1.104 minas y tenía una facturación de unos US$ 2.048 millones (12.400 millones de coronas noruegas).
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