La no vinculación entre la Cuenca del Sacanana, en la Meseta Central, y el Río Chubut; y las enormes reservas subterráneas sobre las que se emplaza el Proyecto Navidad, que prevé utilizar una proporción minoritaria de ese acuífero, fueron aspectos destacados por el hidrogeólogo Carlos Scatizza, titular de Hidroar S.A., firma que realizó los estudios por los cuales se descubrió, en 2011, la mencionada Cuenca.
Scatizza estuvo en Trelew, donde brindó una charla en la que dio detalles de las características del sistema de la Cuenca del Sacanana, que atraviesa varias localidades y parajes de la Meseta Central, donde se encuentra el Proyecto Navidad, la mayor reserva de plata del mundo aún sin explotar.
El especialista explicó que el estudio se llevó adelante entre los años 2005 y 2011, en un trabajo conjunto con el Instituto Provincial del Agua (IPA) y otros organismos provinciales.
Puntualmente, el también docente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) realizó una exposición frente a periodistas de la zona del Valle y Puerto Madryn, donde explicó cuál es la vinculación que existe entre la explotación minera y los recursos hídricos.
Uno de los datos más destacados que brindó el especialista es la cantidad de agua que utilizaría el Proyecto Navidad en caso de concretarse, en relación a la que se produce anualmente en la Cuenca Sacanana. Específicamente, en los primeros cinco años de explotación se necesitarán unos 1,8 hectómetros cúbicos anuales, mientras que entre los seis y 19 años de desarrollo minero se precisarán 3,46 hectómetros cúbicos. En tanto, la reserva existente en la cuenca en cuestión supera los 3.300 hectómetros cúbicos. Esto quiere decir que el Proyecto Navidad necesitaría menos del 0,1% de la cantidad de recursos hídricos en reserva. “Tenemos agua para 50 años de proyecto en caso de que no llueva más y sin la necesidad de buscar agua de otros lugares”, consideró el especialista.
Sin relación con el río Chubut
Al ser consultado sobre la posibilidad de que las aguas de la Cuenca Sacanana, de donde se sacarían líquidos naturales para desarrollar el proyecto minero en la Meseta chubutense, tenga algún tipo de contacto con el río Chubut, Scatizza fue contundente y afirmó que no tienen ningún vínculo entre sí.
“El agua va por otro lado, incluso las napas se dirigen hacia otros lugares. Si uno generara un derrame intencional, dando vuelta un camión en un sitio tardaría unos 300 años en llegar al otro, debido a la movilidad tan lenta que tienen las aguas. Teniendo en cuenta esto, en pocos meses se podría solucionar un eventual problema”, precisó el presidente de Hidroar S.A.
Posibilidades para la zona
El docente universitario de la UNLP también destacó que en caso de llevarse a cabo la minería en la zona mencionada crecerían las posibilidades de desarrollo para los sectores productivos del lugar. Al referirse a este tema, sostuvo que además de aportar avances en cuanto a infraestructura, los productores locales ahora tendrán gente que le compre sus productos. Un ejemplo para explicar esta situación es la del agua para beber, teniendo en cuenta que por ley las empresas mineras deben darles bidones a sus empleados para que no tomen de la canilla. Scatizza dijo que para una compañía es mejor comprarle el agua a un emprendimiento cercano, que tiene un menor costo, que a una firma de otra provincia que comercializa su producto en un precio más elevado.
Al respecto, dijo: “Ya sea con este proyecto (Navidad) como con otro, se ponen arriba de la mesa un montón de posibilidades: tener agua, tener electricidad, tener estudios que te dicen que hay debajo de tus tierras”. Sobre la posibilidad de la convivencia entre la minería y otras actividades, el titular de la compañía que descubrió la Cuenca Sacanana sostuvo que la postura que afirma que no pueden subsistir otros proyectos cuando se implementa la actividad minera “es un mito que hay que erradicar”.
Consumo de agua
Cuando el especialista explicó la magnitud que tiene la Cuenca Sacanana, puso de relieve que la reserva es superior a los 3300 hectómetros cúbicos, es decir el doble del promedio que hay en el Dique Florentino Ameghino. Además, remarcó que esta cantidad de recursos hídricos actualmente se pierde y no se aprovecha para ninguna actividad.
Otro de los ejes del discurso fue en base a la cantidad de agua que usa una minera en comparación con otras actividades industriales. “Para regar una chacra de 120 hectáreas se necesitan 1,5 hectómetros cúbicos por año. Una industria cervecera usa la misma cantidad de agua para producir que lo que produciría el Proyecto Navidad”, enfatizó el profesor de la UNLP.
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