Mientras algunos sectores comienzan a pedir con fuerza la habilitación de los proyectos de uranio en Chubut, resulta inevitable recordar lo que fue el fallido intento de avanzar con el Proyecto Navidad, impulsado por Pan American Silver.
La paradoja es que muchos de los que hoy alzan la voz en favor del uranio fueron exactamente los mismos que, en su momento, impulsaron Navidad… sin medir el impacto social, sin abrir el debate con la comunidad, y sin hacerse cargo del daño posterior.
La historia reciente de la minería en Chubut no puede analizarse sin mencionar lo que ocurrió en diciembre de 2021, cuando la Legislatura aprobó la zonificación minera en medio de un clima social caldeado. A espaldas de la ciudadanía, sin una estrategia de información clara, y subestimando la capacidad de movilización de una sociedad históricamente antiminera, el proyecto fue aprobado… y derogado una semana después, tras una ola de protestas que paralizó la provincia.
Detrás de ese fracaso político estuvo la empresa Pan American Silver, que empujó durante años el Proyecto Navidad sin generar condiciones sociales mínimas para su aceptación. No hubo participación ciudadana real, no se respetaron los tiempos del debate público, y sobre todo, no se construyó un discurso honesto sobre los beneficios, los riesgos y los controles. Fue una zonificacion minera impuesta, no consensuada. Y los resultados están a la vista.
Ahora, de pronto, los mismos voceros —políticos, empresarios y comunicadores— que defendieron Navidad como “la gran oportunidad de desarrollo”, aparecen reclamando la explotación del uranio. Pero sin haber aprendido nada del pasado reciente.
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Entre los impulsores de ese proceso estuvieron actores claves que hoy, sin autocrítica, vuelven a posicionarse como voceros del desarrollo minero: Gerardo Cladera titular de CAPEM, Oscar Cretini, Carlos Lorenzo, Incluso Sindicalistas como Jorge Taboada (que supo posicionarse en ambos lados de la minería), fueron figuras visibles en la defensa del Proyecto Navidad. Hoy también están al frente de los discursos a favor del uranio, repitiendo los mismos métodos y apelando a las mismas formas que ya demostraron no funcionar. Ni antes hubo participación ciudadana genuina, ni ahora parece haber una estrategia diferente.
¿Otra vez lo mismo?
El uranio es un mineral estratégico, con potencial enorme en el actual contexto energético global. Argentina, con sus necesidades de diversificación energética y su experiencia en energía nuclear, podría encontrar en este recurso una fuente de desarrollo, empleo y soberanía tecnológica. Pero si se vuelve a transitar el mismo camino de improvisación y falta de diálogo, el desenlace será el mismo: rechazo social, conflicto y parálisis.
Y lo más preocupante es que incluso los argumentos son los mismos. La misma narrativa del “desarrollo que no puede esperar”, los mismos medios de siempre amplificando sin contexto, y los mismos voceros que hace apenas unos años no lograron construir ni una mínima legitimidad. Con los mismos comunicadores, no se puede esperar un resultado diferente.
Desarrollo minero sí, pero con seriedad y sin lobby
Quienes defendemos el desarrollo minero lo hacemos desde la convicción de que es posible generar riqueza, empleo y bienestar cuidando el ambiente y respetando a las comunidades. Pero eso requiere una planificación inteligente, una política clara de Estado, y una estrategia de comunicación transparente, participativa y honesta.
Chubut no necesita repetir errores. Necesita una minería bien hecha, con licencia social genuina y procesos de información abiertos. Y necesita, también, que quienes impulsan los proyectos empiecen por escuchar antes de exigir. Porque sin escuchar, no hay futuro.
Nota de opinión: Daniel Diaz Escobar