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No hay mejor ambientalista que un minero y el 5 de junio es el mejor día para recordarlo

5 de junio, Día Mundial del Ambiente. Una fecha ideal para recordar que, aunque muchos no lo quieran ver, los mineros modernos no solo cumplen con rigurosas regulaciones ambientales: también proveen los minerales clave para combatir el cambio climático, mejorar la calidad de vida de miles de familias y contribuir con tecnologías más limpias. Y sí: hasta el inventor de los vasitos comestibles de helado hizo más por el ambiente que algunas ONGs.


Durante años, la minería ha sido uno de los blancos predilectos de cierto ambientalismo de escritorio. Se la acusa de extractivista, contaminante y destructiva, sin reparar en los cambios profundos que ha vivido la actividad en las últimas décadas. Pero es hora de decirlo con claridad: no hay mejor ambientalista que un minero.

Sí, aunque moleste, la minería es hoy una de las actividades más reguladas, monitoreadas e inspeccionadas del país. Las empresas que operan en Argentina deben cumplir con estrictas normas locales, provinciales y nacionales, además de adherir a protocolos internacionales como los Principios del Pacto Global de Naciones Unidas, el IRMA (Initiative for Responsible Mining Assurance) o los lineamientos del ICMM (International Council on Mining and Metals).

Además, el control ambiental en minería es constante. Desde monitoreos de agua y aire, hasta auditorías externas y participación ciudadana, la fiscalización es mucho más frecuente que en otros sectores industriales. De hecho, muchas veces, una pyme metalúrgica o una curtiembre tienen menos controles que una minera en plena cordillera.

Pero no se trata solo de cumplir reglas. La minería moderna produce los minerales clave para la transición energética y un futuro más limpio. El litio, esencial para baterías de autos eléctricos. El cobre, que permite la electrificación masiva. La plata y el oro, utilizados en tecnologías limpias, paneles solares, medicina e instrumentación de precisión. ¿Cómo combatimos el cambio climático sin estos minerales?

Además, la minería mejora la calidad de vida de las comunidades donde se instala. No se trata de un discurso: los salarios mineros están entre los más altos del país, con empleos formales, obra social y estabilidad. Eso se traduce en más consumo local, más educación para los hijos de trabajadores y más oportunidades en zonas que muchas veces han sido históricamente postergadas.

Como dato de color, vale recordar que el inventor de los vasitos comestibles para helado hizo más por el ambiente que muchas ONGs famosas. Su idea evitó millones de residuos plásticos sin necesidad de campañas agresivas, sin escraches ni militancia antidesarrollo. Solo con creatividad, innovación y conciencia.

Tal vez sea hora de exigirle a ciertos grupos “ambientalistas” el mismo nivel de compromiso que se le exige a una minera. Que declaren sus fondos, sus resultados, y que ofrezcan soluciones concretas para reducir la pobreza y mejorar la vida de los argentinos.

Porque al final del día, proteger el ambiente también es generar trabajo, ofrecer oportunidades y apostar por una industria que, cuando se hace bien, es parte de la solución.